Apr 082013
  
Antonio Mateos Muñoz

Antonio Mateos Muñoz

Por Antonio Mateos Muñoz

 

Puerta del Sol, a eso de las siete de la tarde. Mucho negro, afros, algunos mexicanos y asirios o adláteres, si juzgo por las pintas, todos comprando oro, plata, platino y hasta blenda. La fiebre del oro. Creo que las nuevas generaciones, en lugar de abrirse hacia los mercado europeos, tendrían que marchar hacia el Manzanares a la búsqueda del dorado metal. Como Aguirre. Quién sabe, a lo mejor hallaban el Dorado. Alguien me solicita una firma en contra del trasplante de órganos. Lo hago. Se trata de China: los riesgos del paraíso comunista. Veo fugazmente al oso. Y no sé por qué su recuerdo me trae a la memoria a Violette, que una flor de espiga, una flor espigada pero carnal y esgrimista. No sé lo que pensarán las osas de los osos pero barrunto que algo similar a lo que piensan las mujeres de los hombres-oso. Un poco más caritativamente.

Pero yo he venido a Madrid a hablar de mi libro. Bueno, eso no lo decía yo, sino Umbral. Así que he venido a hablar de Umbral. Don Francisco. Con Diego Vadillo, cara a lo Bogart y ojos de poeta, que sabe tanto del vallisoletano/ madrileño como sabía don Marcelino de los heterodoxos y de aquellos científicos y filósofos que ejercían su impar magisterio en las Urdes. Ha escrito el hombre un tríptico, Quevedo-Valle-Umbral, un libro tan erudito que parece ajeno a lo literario, un libro tan literario que parece ajeno a lo erudito: “…toda forma implica un fondo subyacente, y el repujamiento de la prosa umbralí no iba a ser menos: ya toda esa majestuosidad formal puede connotar una inabarcable pléyade motivaciones y circunstancias, muchas de las cuales le son hurtadas, con seguridad, al propio autor”……..El regodeo umbraliano en la geografía femenina llega a rozar lo citológico. Son sus recreaciones literarias en el terreno corpo-genital de la mujer auténticas citologías líricas, entre sublimes y procaces, eso sí.”

Recito, esta vez sin cubata previo. Y la cosa fluye. O lo parece. Alguien que ha llegado a Espacio Niram1 por error me señala que ha sido un error afortunado. Esto me halaga. Después de todo, se escribe fundamental para escuchar las sonajas del aprecio y de la estima.

Llueve en Madrid. Como llovía en mi corazón un rato antes, al leer algunos poemas. Belemuski, Diego, Antonio, la comitiva, andan a la intemperie pero muy temperados. En breve, Baco los atemperará, es decir, los dejará sin templanza. Por suerte, he traído un paraguas. Eso me da ventaja. Cuando andamos, viandamos, ambulamos, Rita Martorell se coloca a mi lado para protegerse, para protegerme, de la lluvia. Rita es bioda, amarilleantemente bionda. Ha recitado uno de mis poemas, Cuando yo me haya ido, y ahora me dan gans de escribirle un poema nuevo, Cuando me quede a tu lado. Porque es lo que estoy deseando. Madrid era una fiesta.