“Maranatha” es un volumen de ensayos sobre tres de los libros del Antiguo Testamento (El Cantar de los Cantares, El Eclesiastés y Job), firmado por los escritores Fabianni Belemuski, Diego Vadillo López y Héctor Martínez Sanz, publicado por la Editorial Niram Art.
La portada del libro es una obra del gran pintor israelí Baruch Elron
por Héctor Martínez Sanz
«Notoria cosa es que las Escrituras que llamamos Sagradas las inspiró Dios a los profetas, que las escribieron para que nos fuesen en los trabajos de esta vida consuelo, y en las tinieblas y errores de ella clara y fiel luz, y para que en las llagas que hacen en nuestras almas la pasión y el pecado, allí, como en oficina general, tuviésemos para cada una propio y saludable remedio. Y porque las escribió para este fin, que es universal, también es manifiesto que pretendió que el uso de ellas fuese común a todos, y así, cuanto es de su parte, lo hizo; porque las compuso con palabras llanísimas y en lengua que era vulgar a aquellos a quien las dio primero. (…) Por lo cual, como quiera que siempre haya sido provechoso y loable el escribir sanas doctrinas, que despierten las almas o las encaminen a la virtud, en este tiempo es así necesario que, a mi juicio, todos los buenos ingenios en quien puso Dios partes y facultad para semejante negocio, tienen obligación a ocuparse en él, componiendo en nuestra lengua para el uso común de todos algunas cosas que, o como nacidas de las Sagradas Letras, o como allegadas y conformes a ellas, suplan por ellas, cuanto es posible, con el común menester de los hombres, y juntamente les quiten de las manos, sucediendo en su lugar de ellos los libros dañosos y de vanidad.
Y aunque es verdad que algunas personas doctas y muy religiosas han trabajado en esto bien felizmente en muchas escrituras que nos han dado, llenas de utilidad y pureza; mas no por eso los demás, que pueden emplearse en lo mismo, se deben tener por desobligados, ni deben por eso alanzar de las manos la pluma.»
Con estas palabras introduce Fray Luis de León, en su dedicatoria, su obra De los nombres de Cristo, precisamente escrita en prisión por sus traducciones de la Biblia y, especialmente, del Cantar de los Cantares.
Mucho tiempo ha pasado desde entonces y hoy, los tres autores presentes en Maranatha, seguimos el consejo del bueno de Fray Luis: no sólo los doctos y religiosos, sino también los demás –al caso Diego Vadillo, Fabianni Belemuski y quien les habla- podemos aproximarnos a textos como los del Antiguo Testamento: ya se trate de Diego Vadillo y el Cantar de los Cantares; ya de Fabianni Belemuski y el Eclesiastés; ya de mí y el Libro de Job.
Puedo decir que junto a Fabianni y Diego, los tres hemos arreglado el mundo tantas veces como lo hemos derruido en nuestras conversaciones, igual que la gran mayoría de gente en sus charlas. Porque hay veces en que el mundo resulta sumamente sencillo, y otras, en que se muestra enormemente complicado. Y encontramos los tres en estos libros del Antiguo Testamento la posibilidad de unirnos y escribir sobre lo que en tantas ocasiones nos ha ocupado: el amor, la vanidad y el sufrimiento.
Todos hemos oído hablar de la belleza lírica de Cantar, la sabiduría filosófica que encierra un libro como el Eclesiastés con su vanidad de vanidades, y su tiempo para todo, y… ¡cómo no! Todos hemos apelado alguna vez a la paciencia del Santo Job.
Para Maranatha, en Diego Vadillo se han unido el poeta de Burladeros de hojaldre y el ensayista de Gómez de la Serna era trotskista –o de Lirismos de lo horizontal- para hablarnos del Cantar de los Cantares. Poeta y ensayista van hilando perfectamente la histórica polémica entre la interpretación alegórica y la interpretación literal. Recoge el hilo de las metáforas dando puntadas con el enamoramiento real, traduciendo el sentido a ese lenguaje llanísimo del que hablaba Fray Luis al comienzo de mi intervención.
Gracias a Dios –y nunca mejor dicho este gracias a Dios- Diego Vadillo no tiene la amenaza de padecer prisión hoy día como le ocurriera al conquense, por ofrecernos esta agradable lectura del Cantar de los Cantares en el s.XXI. En palabras de su autor: «(…) el Cantar es un himno al recíproco loor de las mutuas virtudes carnales y espirituales por parte de dos amantes que tienen la suerte de ser amados. (…) En el Cantar todo se metamorfosea, todo es kafkiano, todo es cervantino, nada es lo que parece porque es mucho más de lo que parece.»
Si la aproximación de Diego Vadillo al Cantar de los Cantares es fundamentalmente una aproximación profundamente lírica, literaria, paralela a lo alegórico del libro, el caso de Fabianni Belemuski y el libro del Eclesiastés supone una honda reflexión filosófica en consonancia con el aspecto sapiencial del texto. Introduce Fabianni diciendo: «Este viaje al Eclesiastés equivale a pulir el pensamiento hacia el exterior, viniendo de las profundidades del interior. La visión del mundo, de las cosas y de las actividades sociales cobra otro significado cuando, igual que el Eclesiastés, las pensamos detenidamente.» No se trata de desenredar metáforas y sinestesias como en Diego, sino de desgranar, deconstruir, un conjunto de pensamientos que tienen su núcleo primordial en la intuición humana: vanitas vanitatum et omnia vanitas.
En mi caso, me alejé del ensayo y de la poesía. El Libro de Job me resultaba más digno de una narración o, incluso, de un texto dramático –que no trágico, aunque también hubiera podido ser-. Aunque parezca que mi aportación no guarda relación con lo presentado por mis compañeros Diego y Fabianni, en realidad sigue una lógica premeditada: si en Diego predomina el talento lírico y ensayístico, si en Fabianni destaca la reflexión filosófica, ambos en consonancia con el libro que comentan reactualizando sus contenidos a los días presentes, mi parte en Maranatha debía ser una novela corta, que titulé con el juego de palabras Harass: The God’s Job, con un Job contemporáneo como protagonista, a través de estructuras narrativas e introducciones de diálogo actuales, estilos y formas de las que hoy sólo hemos empezado a sospechar su valor. No hay una frase que pueda entresacar de la novela para dar el tono, pero sí me gustaría leerles uno de los parlamentos del protagonista, el señor Harass: «no, no hablo de hombres, no acuso a los hombres, hablo de Dios, del Omnipotente Dios que no impide mi tormento a pesar de ser justo, a pesar de amarle, a pesar de haber hecho cuanto a Él me acercara y haber huido de cuanto de Él me alejara, y por eso digo lo que digo, porque Él me muerde el alma pero no se digna a darme el bocado final que sería mi consuelo, (…) Voy a dolerme de viva voz desde mi espíritu martirizado y no pondré fin hasta que no se me dé un fin a mí, (…) no voy a callarme, voy a gritar y a lamentar cuanto tenga que gritar y lamentar, voy a decirle a Dios lo que siento en medio de mi angustia y desasosiego. Tus manos que son las que me hicieron, las que me moldearon a partir del barro, son las mismas que hoy me estrangulan, Tú que me diste el aliento a sabiendas de que me reservabas algo como esto, retírate de mí para que pueda alegrarme un poco antes de que me vaya para no volver a la tierra de tinieblas y de sombras, tierra de negrura y desorden, en la que la claridad es como la oscuridad… (…) Te lo digo a Ti, que no me das respuesta, que me ignoras aunque aquí permanezco como puedo, que si abro los ojos me los sajarás vivos, que si alzo el brazo me lo cercenarás, que a mi sed sólo le entregas tu sal, te lo digo a Ti, al que me lleva a buen seguro a la muerte tan lentamente.»
También quiero llamar su atención sobre la portada. Ni puede ni queremos que les pase desapercibida. Es la portada lo primero que verán y por ella se entiende la unidad de los tres textos que forman Maranatha: la inspiración de traer a la contemporaneidad libros del Antiguo Testamento.
Es una inspiración que nace de la obra pictórica del magnífico artista plástico israelí Baruch Elron y su serie “Historias de la Biblia”. El óleo escogido unánimemente por los tres autores y la Editorial Niram Art fue la obra de 1997 “Exodus”, pintura donde contemplamos a un Moisés de nuestros tiempos, sobre una motocicleta Suzuki, con auriculares inalámbricos, coleta, cartera, sujetando las Tablas de la ley, y el pueblo entre motos y quads en medio del desierto iniciando el éxodo judío.
En palabras de Diego Vadillo: «Baruch Elron es un ironista, no hay sarcasmo en sus pinturas; todo lo más, eso: finas ironías espolvoreadas de magia surreal. La ironía es un sarcasmo con disnea primaveraly eso es lo que tiene, en términos generales, la pintura de Baruch Elron: una disnea primaveral, irreversible y genial.»
En palabras de Fabianni Belemuski: «Baruch Elron es uno de los pintores que a través de sus obras consiguen transmitirte la sensación de estar delante de realidades vivas, indiferentemente de lo pintado. Sin embargo, sus cuadros exigen una comunicación sin gestos ni sonidos. Se trata del silencio que calma al pensamiento: silencio, porque el arte va más allá de las palabras y de la razón. Baruch Elron es él mismo otra razón que abre la posibilidad de contemplar algo que no es de este mundo. »
Y en mis propias palabras: « Entrar en el mundo creado por Baruch Elron es recibir un soplo de frescor artístico, un aliento de vida y una sensación de libertad. Su universo, gobernado por una naturaleza femenina y sensual, materna y hermosa, marcha de maravilla en maravilla. No soy, sin duda, Alicia, y, sin embargo, al contemplar estas obras creo entender lo que ella sintió cuando se coló, intrusa involuntaria y curiosa, en la madriguera del tardón conejo de chaleco y chaqueta, frenético, con un reloj de bolsillo.»
En nombre de los tres autores y de la Editorial Niram Art, en memoria de Baruch Elron, queremos agradecer a su esposa Lydia Elron su generosidad por hacer posible esta portada, homenaje de nuestra parte a tan gran pintor.
Como habrán observado, no les he explicado el significado del título “Maranatha”. Probablemente sea una pregunta que les esté rondando la cabeza desde hace un buen rato. Sin embargo, voy a dejarles con la pregunta. Es mejor así, dejarles con el sonido arameo de la palabra, su reminiscencia oriental. Traducirla sería desvirtuar su magia y su enigma.
Más info:
Fabianni Belemuski, licenciado en Periodismo, Máster en Estudios Avanzados en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid, es escritor, traductor, periodista, autor de artículos, reportajes, entrevistas y críticas literarias y artísticas en la prensa. Es autor del libro “Diario del Capitán Nwo Sékke y otros cuentos” (Ed. Niram Art 2010), traductor de los libros “Los Securistas fueron Extraterrestres” y “El Agujero” (Ed. Niram Art 2011). Ha recibido el premio MAC (Movimiento Arte Contemporáneo—Lisboa) “Periodismo Cultural 2010”.
Diego Vadillo López, madrileño de nacimiento, es profesor de Lengua Castellana y Literatura y autor de dos novelas, con los títulos “Voz arrojada al vacío” (2005) y “Utopía y Astigmatismo” (2007), del poemario “Burladeros de Hojaldre” (2010) y del ensayo “Gómez de la Serna era trotskista” (2011), publicado por Niram Art Editorial. También es autor de varios artículos y crónicas en diversas publicaciones.
Héctor Martínez Sanz es licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de Madrid y Diplomado en Literatura por la Sociedad Cervantina de Madrid. Profesor titular de Filosofía, Lengua y Literatura en Madrid, es autor de: “Comentarios a Unamuno y a aquéllos que quisieron ser como dioses” (Ed. Antígona, 2006), “Por un horizonte de niebla” en la colectiva de poesía “Con versos, fragmentos de una antología futura” (Ed. Antígona, 2006), el recopilatorio poético “Antología digital” (Retrato Literario, 2009) y “Pentágono” (Ed. Niram Art 2010). Es director fundador de la revista de arte y ensayo Madrid en Marco. Ha sido galardonado con el premio “Amicus Rumaniae” ICR Madrid marzo 2010, premio “Niram Art 2010—Manuscrito” mayo 2010, premio MAC (Movimiento Arte Contemporáneo—Lisboa) “Crítica de Arte 2010”. y premio “Trofeo de las Celebridades España 2010”.