Realizada por Fabianni Belemuski
“Vivimos en una sociedad que no nos gusta, nos sentimos descontentos con lo que nos ha tocado vivir”
Crítico musical, literario y de arte, Pedro Ortega es gótico desde 1990, cuando los integrantes de esta tribu urbana eran llamados “siniestros”. Fundador de la revista Herejía y Belleza, de estudios culturales sobre el movimiento gótico, Ortega es también uno de los colaboradores más activos de Mentenebre, la página web gótica de referencia en España. Ha organizado los dos primeros congresos sobre arte, literatura y cultura gótica en la Universidad Autónoma de Madrid y se ha implicado activamente en la Semana Gótica de Madrid. En la cafetería Santander, de Alonso Martínez, Madrid, hablamos de la relevancia del movimiento, de sus elementos distintivos y de cómo la sociedad percibe a los góticos.
Fabianni Belemuski. Quería felicitarle por todas sus actividades en Mentenebre, por la revista Herejía y Belleza, por los artículos que escribe, por los congresos que organiza. En Mentenebre explica que la cultura tenebre puede y debe llegar a más personas. ¿Qué significado tiene el concepto de “cultura tenebre”?
Pedro Ortega. Es una manera de expresarlo en palabras actuales, pero yo he tenido la idea de que el ser gótico – o lo que hoy se conoce como gótico – es una forma de expresarse del ser humano que ha existido a lo largo de la historia. El gótico de ahora es heredero del Romanticismo, pero sus semillas están ya en la Grecia clásica. Toda la tragedia griega implica este sentimiento de lo tenebre, de lo oscuro. Ese movimiento lleva a una catarsis que se da a través de la ruptura con los patrones sociales. A lo largo del Renacimiento existían los pintores melancólicos, pintores saturnianos, que decían que solo podían crear en ese estado de melancolía porque estaban inspirados por el signo de Saturno. Luego, por supuesto, lo romántico significa todo lo oscuro, lo siniestro, pero para mí es un sentimiento que acompaña al hombre desde su existencia. Este sentimiento de lo tenebre, de lo lúgubre, no hay que entenderlo solo desde la perspectiva de lo malvado o perverso. Su esencia tiene que ver más bien con ser reflexivo, meditar sobre uno mismo, sobre en qué sociedad estamos y en qué situación nos encontramos actualmente. Esa es la mirada que yo propongo lanzar a través de Mentenebre, del congreso, de la Semana Gótica, etc.
F.B. ¿En sentido estricto, cómo se relaciona lo gótico – actualmente – con lo romántico?
P.O. Puede haber cierta confusión con la terminología de lo gótico, porque nosotros al hablar del arte gótico estamos hablando de la Edad Media, de las grandes catedrales. En la segunda mitad del siglo XVIII y la primera mitad del XIX comienza a surgir, sobre todo en Inglaterra, un tipo de novela ambientada en criptas, cementerios, lugares de tiniebla, y a esa literatura se le llama literatura gótica. Se dan grandes títulos como Frankenstein de Mark W. Sheley o Drácula de Bram Stocker, por citar los grandes nombres de esta literatura rica y variada. A principios de los 80 surge un movimiento musical en Inglaterra que se deriva del punk, cuyo mensaje era “jódete”, según indicaba Fernando O. Paíno, autor del libro La década obscura, sobre la música gótica; lo que va a venir después, con Joy Division va a ser el mensaje “estoy jodido”. Ese sentimiento existencialista, digamos ácrata, del punk se pasa al existencialismo de Joy Division que trasvasa ese malestar a sí mismo. A partir de ahí, la música que surge con grupos como The Cure, Bauhaus, va a representar el nacimiento del llamado rock gótico, precisamente por la evocación de lo tenebre, de lo lúgubre, etc. De ahí, de todo ese recorrido llega lo gótico tal como lo entendemos actualmente. Algunos lo ven como una tribu urbana más, pero que para mí tiene un contenido mucho más sólido. Se relaciona con el Romanticismo porque hereda toda esa empatía con lo natural, con lo sublime; en lo gótico, el amor es llevado a la máxima expresión y todos esos elementos románticos, revisados en la posmodernidad tienen la forma de la tribu urbana gótica.
F.B. ¿Se erige el movimiento gótico, como propuesta social o a-social, por encima de otros movimientos urbanos?
P.O. En los tiempos que corren el movimiento gótico no es visto con buenos ojos por el mainstream, por el stablishment de la cultura. Es un movimiento totalmente marginal, underground, pero para mí, desde mi faceta de historiador de arte lo gótico es el arte del siglo XXI. De hecho estudié historia del arte porque me estaba dando cuenta de que las expresiones de la música y de la cultura visual de lo gótico representaban verdaderamente el arte contemporáneo, el arte del fin del XX y de principios del XXI. La razón por la que estudié historia del arte fue obtener un soporte académico que darle a esas manifestaciones visuales y artísticas. Soy consciente de que vivimos en un mundo capitalista, en el que el poder es económico y el arte está también en manos de ese poder. Ellos ponen y quitan a los artistas buenos o malos. En cambio, me parece que dentro del mundo gótico hay propuestas muy honestas. En el arte, la música y la literatura góticas hay gente que tiene que trabajar para vivir. Son personas que tienen su vida, su empleo y luego, en los ratos libres, por pura dedicación y por puro deseo crean arte, música, literatura. No hay mercado para ellos. Son muy pocos los músicos góticos y son pocos los que saltan a los ojos del gran público, como por ejemplo Marilyn Manson.
La sociedad ve a los góticos a través de tópicos: que nos gusta la muerte, que dormimos en ataúdes, que nos gusta beber sangre, todo ese tipo de cosas que son bastante falsas. El arte prerrafaelita tiene mucha influencia en lo gótico. En una exposición en el Museo del Romanticismo sobre su influencia en la creación gótica, cuando llegaron los medios, querían ver dónde estaba la sangre. Ellos pensaban en crepúsculo, ataúdes, etc. Me enfadé y no les concedí la entrevista.
F.B. Si esos tópicos no tienen nada que ver con la verdad, ¿podría destacar algunos elementos comunes en el arte y la literatura gótica?
P.O. La literatura es el pilar fundamental que subyace a todo el arte gótico. También es muy importante todo el aporte de los llamados poetas malditos: Baudelaire, Verlaine, Rimbaud, el Conde de Lautremont un poco más tarde. Pero aparte de esto hay toda una serie de recuperación de elementos de la historia occidental. Todo el cine de la vanguardia soviética, el expresionismo alemán, son referentes muy claros. Esos serían los gérmenes culturales más directos. Pero luego hay una recuperación de elementos de la música occidental. Hay voces – en la música – como por ejemplo Heavenly Voices, cuya mirada es escapista. La alternativa gótica trata la sociedad en la que vivimos a través de lo onírico: es la salida de una sociedad cuya configuración no nos gusta. Propuestas actuales: el libro MIEDHO, sobre la obra del artista Iván MIEDHO, que habla de la visión del artista pero sin decir nada sobre lo gótico, cuando MIEDHO es el artista gótico por excelencia. Me gustaría recomendar La década obscura, de Fernando O. Paíno, que es una aproximación a la subcultura gótica y que creo que es el trabajo más serio desde el punto de vista de la música gótica que se ha hecho en castellano.
F.B. Ya que estamos dentro del arte y la literatura gótica, ¿podría contarnos de qué se habló en el II Congreso de Arte, Literatura y Cultura Gótica Urbana?
P.O. El II Congreso ha sido, igual que el primero, interesantísimo. Se abrió con una conferencia sobre La figura del maldito en Wagner. Esa figura aparece en distintas composiciones musicales del músico. Ha habido también literatura gótica norteamericana, géneros más contemporáneos como el Clutterpunk, o las citas medievales de la literatura gótica. Yo tuve la suerte de exponer los significados y símbolos que hay detrás del grupo milanés Camerata Mediolanense, cuya música está llena de referentes renacentistas y barrocos. Aunque hacen una forma composicional contemporánea, puesto que no siguen las formas tradicionales, sí que hay elementos del pasado en cuanto a instrumentos, sonido, voces, etc. Luego el cine ha sido también uno de los temas importantes. Ha habido por ejemplo un estudio sobre la película, un musical, The Rocky Horror Picture Show. El conferenciante remitió a todos los elementos victorianos de la película. Hubo también una recreación del cine fantástico. Una participación significativa fue la de Antonio Alcalá, de la Universidad Politécnica de México con un estudio sobre Túrin, un personaje de Tolkien. El profesor hizo un análisis de los elementos góticos en este personaje. Ha sido la novedad del Congreso.
F.B. ¿Es difícil colaborar con las instituciones y que apuesten por este tipo de propuestas, dándoles un calificativo de valor?
P.O. Como siempre, esta cuestión se realiza a través de las personas, de los que crean en ti. A través de algunos profesores que han creído en mí como persona y en mi proyecto relacionado con lo gótico, he conseguido que en el II Congreso participaran profesores de Universidad Carlos III, de la Complutense, de la Autónoma. Aparte de eso, cada vez hay más y más apoyo institucional a la causa. Nos hubiera gustado que obtuviera más atención por parte de la prensa, pero todavía estamos empezando y creo que una apuesta académica de este tipo tiene que ir creciendo poco a poco. Porque hay contenidos disponibles en la página de Mentenebre y en la revista, en los principales portales académicos, etc. Todas las conferencias del II Congreso han estado grabadas en audio y serán disponibles en iTunes, para los usuarios. Tambien hemos creado el portal novecento.org a través del cual se puede acceder a todas las actividades que realizamos: la revista, el congreso, Mentenebre, La Semana Gótica, Virus G. Nuestra idea es utilizar las redes sociales para llegar a más y más gente. Mentenebre tiene 100.000 visitas al mes y más de 2500 artículos, lo cual no está nada mal.
F.B. ¿Cómo calificaría la atención del público? ¿Es receptiva la sociedad al movimiento gótico?
P.O. En las décadas de los 80 y de los 90 e incluso en los primeros años del XXI había un sentimiento de tribu urbana, había mucha gente que vestía de negro, que iba con la cara pintada. Había muchos clubes para salir por la noche, era la efervescencia de un movimiento juvenil y salíamos, obviamente, para pasarlo bien. Hemos sobrevivido a todo ese boom, quizás somos menos, o menos visibles, quizás ya no utilizamos tanto maquillaje, ni somos tan estéticamente góticos. Nos hemos dado cuenta de que este movimiento necesita un sustento académico, como por ejemplo el congreso o La Semana Gótica, que incluye moda, cortometrajes, exposiciones de arte, encuentros de literatura y presentaciones de libro. En Mentenebre y en Herejía y Belleza, el valor principal es la crítica literaria y sobre todo musical, aspectos representativos de lo gótico. Sigue habiendo muchos tópicos, hay gente a la que le hablas de los góticos y se asusta.
F.B. ¿Cómo ven los góticos a los demás?
P.O. Vivimos en una sociedad que no nos gusta, nos sentimos descontentos con lo que nos ha tocado vivir y con la forma de comportarse de la sociedad. Por eso desarrollamos una propuesta, empleando nuestro tiempo y nuestros recursos sin buscar beneficios económicos. En Mentenebre, en La Semana Gótica, en el congreso, nunca hemos tenido beneficios económicos. Hay mucha gente que se interesa por la propuesta gótica porque tiene un trasfondo que en otras tribus urbanas no se da.