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Revista Niram Art Israel

     

 

 

 

 

 

  by Santiago Raigorodsky

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Santiago Raigorodsky nace en Buenos Aires (República Argentina), en Diciembre de 1944, donde reside hasta 1975, año en que se traslada a Brasil. Allí prosigue su actividad como artista plástico trabajando en diversas ciudades pero fundamentalmente en Rio de Janeiro y Curitiva. En 1982 se traslada a Israel donde vive en la ciudad de Kfar Saba prosiguiendo con su actividad plástica y docente. En la actualidad vive en la ciudad de Barcelona desde el año 1989, donde continúa con su incansable actividad como artista. Es también director de “Artes plásticas, artistas judíos”, de Tarbut Sefarad y autor de innumerables crónicas de arte, presentaciones de exposiciones y de arte judío.

  Hace unos días tuve la oportunidad de ver, en el edificio de la Pedrera de Barcelona una magnífica exposición de Zoran Music, titulada “De Dachau a Venecia”. Y fue una exposición que me conmovió por varias razones. Debo confesar, que desconocía la existencia de Zoran Music, sus trabajos, su historia. Pude ver en muchas de sus obras, independientemente de la excelencia de su trabajo los motivos de los cuales estaban inundados. Desde luego, muchas de sus obras estaban marcadas por el tiempo que pasó internado en el campo de concentración de Dachau. Figuras y escenas terribles, que hemos visto en ocasiones, pueblan sus trabajos e indudablemente, han poblado su vida y quedaron grabadas en su mente, cosa que relataba en sus escritos. Pero Zoran Music, luego de esa experiencia, sin duda terrible, tuvo suerte. Siguió con vida y vivió para contárnosla y proseguir con sus pinturas. Venecia fue el lugar que eligió para vivir y allí murió hace unos pocos años.
Pero la visión de sus trabajos me retrotrajo a unas visitas que realicé, hace un tiempo, al Yad Vashem, el Museo del Holocausto de Jerusalém y también al Museo Lohamei Hagetaot, que se encuentra en el kibutz del mismo nombre (Combatientes del Ghetto).Y recuerdo que también, de ambos lugares, salí profundamente conmovido. Es por esta razón que me he sentido impulsado a escribir esta nota, que también está motivada por alguna charla que sostuve con algunos colegas acerca de la imposibilidad que existe de conocer toda la pintura, todos los pintores. Aquello que vemos y aquello que conocemos, seguramente, es sólo la punta de un inmenso iceberg.

Cuántos pintores, incluso importantes, no habrán sido recogidos por la historia, cuántos pintores, como es éste caso, han visto su vida y su obra segada por la mas terribles de las plagas que asola la humanidad, que es la misma falta de humanidad. Fue el nazismo una enorme tragedia para el mundo, y las terribles y trágicas consecuencias que trajo ese negro episodio de la historia, seguramente significó el mas grande retroceso en la historia de la civilización. En él se perdieron millones de vidas, negros, gitanos, homosexuales, enfermos mentales, disminuidos físicos y también, entre ellos millones de vidas judías, tan sólo por el hecho de serlo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

   

 

 

 

 

Y quisiera, a través de estas pocas líneas rescatar algunos nombres de pintores judíos, en este caso, que fueron asesinados en los campos de concentración.

Trio – Félix Nussbaum (1944)Trio – Félix Nussbaum (1944)

Debemos retroceder hasta mediados de los años treinta del siglo pasado, que fue cuando se comenzó a sentir la influencia del nazismo en toda Europa. Paris, en esos momentos era el epicentro de la actividad artística europea y allí se encontraban infinidad de artistas, muchos de ellos famosos, algunos de ellos judíos. En 1937, luego del ascenso nazi al poder, en Alemania, se organizó en una galería de Munich lo que llamaron una muestra de “arte degenerado” que incluían unas 650 de obras de vanguardia, realizadas por artistas como Van Gogh, Picasso, Chagall, Kokoschka, Klee, Feininger, Arp y muchos otros. La mayoría de esos cuadros fueron posteriormente vendidos en subastas internacionales con la finalidad de financiar el régimen nazi.

Ya antes, en 1933, siendo Goebbels, ministro de Ilustración y propaganda, se hizo con todo el control sobre la prensa escrita, los medios radiales y sobre todo las manifestaciones culturales de cualquier expresión. La propaganda, la falta de libertad y la brutal represión fueron los mejores instrumentos para afirmar el poder total del régimen nazi. Las bibliotecas fueron depuradas de todo aquello considerado “nocivo” para el régimen, el arte de vanguardia, el expresionismo se declaró como “arte degenerado” y se impuso un arte proveniente del clasicismo greco-romano que exaltaba los mitos y el heroísmo ario, por sobre todas las cosas. Miles de científicos, intelectuales y artistas, judíos y no judíos tuvieron que exiliarse tratando de huir de las garras del nazismo. Pero muchos no pudieron conseguirlo. En esos años, se destruyeron muchísimas obras e infinidad de otras fueron robadas por los jerarcas nazis, muchos de los cuales poseían una educación refinada y un gran conocimiento estético.

En la actualidad, muchos gobiernos europeos e instituciones internacionales están involucrados en la restitución de gran cantidad de obras que los nazis expoliaron a sus verdaderos dueños. En un libro perfectamente documentado, titulado en español “El museo desaparecido” (Editorial Destino, noviembre del 2004) el investigador puertorriqueño Héctor Feliciano contaba en una visita que realizó a Madrid “Hitler y Goering, nada mas tomar París, montaron una unidad de saqueo artístico, un equipo de 60 personas con poderes para confiscar, catalogar obras y fotografiar cuadros, transportarlos en las mejores condiciones, incluso restaurarlos si era necesario…y ni siquiera despreciaban el arte degenerado, prohibido en Alemania…los nazis robaron 203 colecciones privadas, en las que además de 100.000 obras, muchas de ellas piezas maestras, había medio millón de muebles y un millón de libros”.
Realmente, la historia de crímenes y depravaciones del régimen nazis son terribles y existen infinidad de testimonios y documentos que así lo demuestran, mas allá de los negacionistas que tratan de ocultar o deslegitimar la tremenda verdad de estos hechos. La tragedia de infinidad de seres humano, la tragedia, entre ellos, de muchos artistas, es un episodio mas de éste terrible momento de la historia.

Peter Kien, Selfportrait, Theresienstadt MuseumPeter Kien, Autorretrato, Theresienstadt Museum

Un caso poco conocido por muchas personas ha sido Theresienstadt. Allí, en la ciudad checa que hoy lleva el nombre de Terezín, que se encuentra a unos 60 kilómetros al norte de Praga, fue instalado el campo de concentración de Theresienstadt.

Adolphe (Aizik) Féder - 1943, Self-portait with Star of DavidAdolphe (Aizik) Féder – 1943, Autorretrato con Estrella de David

En noviembre de 1941 los nazis instalaron un ghetto amurallado donde concentraron a un gran número de judíos. Además de prisioneros no judíos, en este campo se encerraron a judíos provenientes de Checoeslovaquia, de Alemania, Austria, de los Países Bajos, de Dinamarca, de Luxemburgo , Hungría y muchos otros países . La retorcida y malvada mente de los jerarcas nazis inauguró en Theresienstadt lo que debía de esconder una gran operación de exterminio de judíos. Theresientadt debía aparecer como una”colonia judía modelo” e incluso allí se rodó una película con fines propagandísticos, destinada a mostrarle al mundo lo bien que el régimen trataba a los judíos. En Theresienstad se pretendió que los judíos habían llegado allí de manera “voluntaria”. La película se llamó “El Fürer regala una ciudad a los judíos.” En junio de 1944, ya en los estertores del régimen, los nazis permitieron la visita de una delegación de la Cruz Roja Internacional, para lo cual, transitoriamente, se mejoró el régimen de vida. Se instalaron cafés, jardines de infantes, escuelas, incluso un banco y se permitió una cierta actividad cultural. Se ofrecían conferencias y grupos de estudio, una biblioteca y hasta ópera y teatro.

Schleifer Savely, Still Life - 1941, Lohamei Haghetaot MuseumSchleifer Savely, Naturaleza muerta – 1941, Lohamei Haghetaot Museum

En realidad, los nazis habían reunido allí una gran cantidad de escritores, intelectuales y artistas a los que obligaron a trabajar en el departamento técnico y gráfico con la finalidad de explotar sus conocimientos en beneficio propio y ocultar la realidad de régimen. Muchos de los pintores hacinados y vejados allí y en otros campos de concentración, como Auschwitz, pudieron sobrellevar la dura y cruel realidad gracias al hecho de poderse manifestar a través de su arte.

En ocasiones, eran los mismos jefes nazis, que al saber de su talento, les pedían que realizasen sus propios retratos y de sus familias, muchas otras veces, trabajaban a escondidas, arriesgando sus vidas.

Muchas obras realizadas en el campo de concentración han llegado hasta nuestros días por diversas circunstancias. En realidad, los nazis, comenzaron a buscar las obras con la finalidad de destruirlas y asegurarse que la verdad no fuera revelada, pues muchos dibujos y pinturas testimoniaban la realidad de lo que allí sucedía. Los artistas, al saber de esta búsqueda ocultaron sus trabajos en distintas partes del ghetto, Fritta, uno de ellos, ocultó sus trabajos en una caja metálica bajo tierra, Ungar los suyos en un nicho que cavó en la pared, Haas escondió sus obras en un altillo.

Terezin 1942: Children's Deportation -- a drypoint etching by Leo Haas.Terezin 1942: Leo Haas – La Deportación de los niños

Leo Haas, Auschwitz

Leo Haas, Auschwitz

En Theresienstadt una cuarta parte de los allí deportados (unos 33.000) murieron en el campo de concentración (que no era campo de exterminio) por las malas condiciones, el hambre y las enfermedades. Casi al final de la guerra unas 88.000 personas fueron trasladadas de aquí a Auschwitz y otros campos de exterminio donde fueron asesinados.

También en Auschwitz, se produjeron entre 1940 y 1945 miles de obras de arte, de las cuales se conservan l.500 guardadas en el museo del mismo campo de Polonia. Infinidad de testimonios de la realidad desgarradora que vivían en los campos de concentración han sido documentadas en innumerables dibujos y pinturas realizadas por artistas judíos. Muchos de ellos tuvieron su destino final en la cámara de gas.

Malva Schalek - 1942, Beit Lohamei HaghetaotMalva Schalek – 1942, Beit Lohamei Haghetaot

En una exposición realizada en Berlín, en el año 2005, donde se podían apreciar un buen número de obras realizadas por artistas presos en Auschwitz, se presentaban escenas que mostraban distintas realidades de la vida allí. Los motivos eran autorretratos y retratos de prisioneros con el uniforme a rayas o la distintiva estrella de David, también pintaban escenas que respondían a efectos prácticos, como evitar la propagación de piojos en el ghetto, o por ejemplo filas de gente que esperaban a ser deportadas (no sabían que el destino de esa deportación era la muerte) aspectos de las calles del ghetto, enfermos, moribundos y muertos.

Pero también pintaban paisajes de los alrededores idealizados por la mente de los artistas e incluso había cuadros pintados con un cierto tono de humor, caricaturas de personajes, o marinas, cielos y montañas y algunos cuadros donde aparecían escenas y escritos jocosos. Tal fue el caso del pintor checo Peter Kien, de quien muchas de sus obras se encuentran en el museo de Theresienstadt.

Jacques Gotko – 1942, View of Front Stalag 1Jacques Gotko – 1942, View of Front Stalag 1

En 1978, el coleccionista suizo Oscar Ghez del Castelnuovo ofreció a la Universidad de Haifa 137 obras de arte que habían sido realizadas por 18 pintores que murieron durante el Holocausto.

Deportation - 1942 - Julius Cohn (Turner)Deportación – 1942 – Julius Cohn (Turner)

Esta colección fue concebida como homenaje a estos artistas y forman parte de un importante archivo que documenta la actividad de estos pintores que formaban parte de lo que se llamó la Escuela Judía de París. Esta colección ha sido expuesta en el año 2007 en el Museo Hecht, de la Universidad de Haifa. Naúm Arenson, de Letonia, Georges Ascher, nacido en Varsovia, Abraham Berline de Ucrania, Jacques Cytrynovich de Polonia, Chaim Epstein de Polonia, Shaul Feinsilber de Ucrania, Aizik Feder de Ucrania, Jacques Gotko de Ucrania, Nathan Greunsweig de Polonia, Karl Haber, polaco, Joseph Hecht de Polonia, Max Jacob de Gran Bretaña, George Kars, checoslovaco, Moshe Kogan de Besarabia, Nathalie Kraemer de Francia, Roman Kramsztyk de Polonia, Joachim Weingart de Galitzia y León Weissber de Galitzia, son los nombres de estos 18 artistas que integraban esta exposición. Todos ellos fueron asesinados por los nazis entre 1942 y 1944 en distintos campos de extermino. Sin duda me quedarán por citar innumerables nombres de pintores asesinados en estos terribles años, pero no puedo dejar de mencionar a algunos más de ellos; Peter Kien, que murió en Auschwitz tiene cientos de dibujos y acuarelas, como dijimos, en el mismo museo de Terezin, Félix Nussbaum, Charlotte Salomón, Otto Ungar, Bedrich Fritta, Ferdinand Bloch, Malva Schalek, Jacobo Macznik, Samuel Granovsky, David Brainin, Amalie Seckbach, Julius Cohn, Karel Fleischmann, Savely Schleifer, Szymos Szerman, Jerzy Fuks e infinidad mas que llenarían interminables listas. Artistas de distintos confines de Europa, de Alemania, de Ucrania,de Francia, Polonia, Estonia, Letonia, Lituania y de muchos otros países fueron arrestados por las tropas nazis, internados en campos de concentración donde la mayoría de ellos fueron exterminados con una brutal y rápida celeridad.

Moonscape by Petr GinzPetr Ginz

Un caso particular fue el de Petr Ginz, un niño que a los catorce años fue apartado de sus padres para ingresar al campo de concentración de Terezin. Petr era un niño con mucho talento que con 14 años había escrito ocho novelas, numerosos artículos y había pintado miles de dibujos. En Terezin, Petr fundó la revista clandestina “Vedem” que incluía ensayos, poemas, relatos cortos y artículos de ciencias. Petr pasaba –según testimonios- sus días de hambre y sufrimiento en el ghetto pintando y escribiendo, creando imágenes de libertad, en las que los humanos podían navegar por el mar y volar hacia la luna. Petr Ginz, con 16 años, dos después de su internamiento, fue deportado a Auschwitz donde murió en la cámara de gas. Sus sueños fueron preservados en 120 dibujos que permanecieron ocultos en Theresienstadt. Pasada la guerra un niño sobreviviente los sacó de su escondite y los entregó a los padres de Ginz, que tuvieron mejor suerte que su hijo. Cuando ellos llegaron a Israel donaron esos dibujos al Yad Vashem donde quedaron en exhibición. También, los padres de Ginz lograron salvar algunos de sus escritos que en forma de diario y no fueron descubiertos hasta el 1 de febrero del 2003. En esas fechas fue cuando se produjo la explosión del transbordador espacial Columbia, en la que murieron sus siete tripulantes, entre ellos el israelí Ilan Ramón. Antes del vuelo, Ramón se había puesto en contacto con el Museo Yad Vashem para llevar consigo algún objeto relacionado con el Holocausto, para rendir un homenaje a sus víctimas, entre ellas su propia madre. Le fue entregado un dibujo, “Paisaje lunar” de Petr Ginz. En el se ve la Tierra desde la Luna. La televisión difundió el dibujo semanas después de la tragedia.

The Diary of Petr Ginz

 

Jiri Ruzicka, un residente de Praga, recordó haber visto otros dibujos parecido a aquel en unas viejas cajas que guardaba. Así se descubrieron numeroso dibujos y los escritos que fueron posteriormente llamados “Diario de Praga, 1941-1942”, que siendo tan dramáticos como el diario de Anna Frank, reflejan en ellos las duras condiciones que se vivieron bajo el régimen nazi.

Felizmente, muchos artistas pudieron sobrevivir al horror nazi y también han dejado testimonio de lo vivido en esos años, años terribles que seguramente, han quedado grabados en sus mentes, sus cuerpos y sus almas. Quiero nombrar a unos pocos como homenaje a su fe en la vida, a su fe en el arte, lo que en parte les permitió sobrevivir: Leo Haas, Otto Ungar, Charlote Buresova, Ester Lurie, Halina Olomucki, Karl Schwesig, Howard Oransky, Diana Kurz y muchos otros que siguieron, infatigablemente, expresando su sentir a través de su arte.

Si bien muchos de los pintores, y también sus dibujos y pinturas que menciono tienen un valor testimonial, debido a la precariedad con que fueron hechos, es indudable que otros muchos tienen un excelente valor artístico.

Antes del desgraciado accidente del transbordador Columbia, en una conferencia dada por Ilan Ramón, este dijo “Siento que mi viaje al espacio cumplirá el sueño de Peter Ginz. Un sueño que es la prueba última de la grandeza del alma del niño aprisionado dentro de los muros del ghetto, muros que no pudieron ahogar su espíritu”.

Petr Ginz and his sister

Petr Ginz y hermana, Yad Vashem

Hoy, en muchos lugares, podemos contemplar dibujos y pinturas de una infinidad de pintores asesinados por los nazis , cuyo espíritu de libertad y de vida permanece entre nosotros.

 

Bibliografía

http://www.belt.es/noticias/2004/noviembre/25/saqueo_nazi.htm

http://www.dw-world.de/dw/article/0,2144,3324693,00.html (Cornelia Rabitz/eu)

http://www.derechos.org/nizkor/espana/doc/auschwitz.html (Araceli Viceconte, Berlín)

http://www.milimcultural.com.ar/artistas/ (Alicia y Salvador Benmergui)

http://www.dw-world.de/dw/article/0,2144,1594375,00.html

http://www.betshalom.cat/modules.php?name=News&file=article&sid=174 (Sonja Friedman – La Palabra Israelita)

http://www.yadvashem.org/

http://redescolar.ilce.edu.mx/redescolar/act_permanentes/historia/html/obrap.htm

http://wc4.worldcrossing.com/webx?14@@.1de1383d/255

http://www.forosegundaguerra.com/viewtopic.php?t=3078&highlight=artistas+theresenstadt

http://es.wikipedia.org/wiki/Campo_de_concentraci%C3%B3n_de_Theresienstadt

http://lastexpression.northwestern.edu/exhibition_fr_search.html

http://www.memoriales.net/topographie/israel/lohamei.htm (Dra. Pnina Rosenberg)

http://www.memoriales.net/topographie/israel/terezin.htm

Revista Raíces Nº 69 – Alberto Saúl – “Artistas judíos fallecido durante el holocausto”

“El museo desaparecido”- Héctor Feliciano, Ed. Destino

“Diario de Praga (1941-1942) – Petr Ginz – Edit. El Acantilado

Janet Blater y Sibil Milton_Art of the Holocaust, Pan Books, Londres 1982

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