Conversaciones con Raquel Partnoy, artista plástica argentina, sobre sus vivencias y su arte
Eva: Tu obra es un universo íntimo, lleno de cosas vividas por ti o por alguien cerca de ti, pero al mismo tiempo pierde este toque personal para representar la historia del pueblo judío y la historia más reciente del pueblo argentino. Es una visión femenina, tal vez triste, poética, pero siempre fuerte, una visión que parece venir de la obscuridad del pasado. La voz callada de las mujeres judías de todos los tiempos, de las mujeres de la Biblia y de las mujeres oprimidas de todos los pueblos parece hablar en tus cuadros. Hablemos de tu cuadro “Generación Va”…tal vez es ahí donde comienza tu historia…
Raquel Partnoy: Sí, precisamente en Generación Va… comienzo a contar la historia de mi familia. Esta pintura integra la serie De la Vida que está inspirada en la Eclesiastés. En ella no sólo me interesa preservar las memorias de mi familia, sino también destacar los aspectos positivos y negativos de la vida y cómo, a pesar del tiempo y las penurias pasadas, las generaciones se van sucediendo.
Generación Va, la huida de Rusia de su familia
Luego, en Las Ventanas de la Vida enfatizo el tema de la esperanza y de qué manera mi abuelo y su hermano con sus respectivas familias, 25 personas en total, deciden emigrar de Crimea, Rusia en 1913, dejando atrás el horror y la discriminación del Zar en contra del pueblo judío, y llegar a Argentina donde hallarían un mejor futuro para sus familias.
En Generación Va… retrato la figura de mi abuela Raquel, un temperamento sensible y fuerte a la vez, que aún criando nueve hijos nunca escatimó esfuerzos para salir en aquellas noches blancas de Rusia y atender los partos de las mujeres del lugar. De pequeña, solía mirar su retrato en el álbum familiar siempre tratando de imaginar cómo transcurrió su vida en tierras tan lejanas y admirando su fortaleza al emprender un viaje hacia una cultura tan diferente a la suya, con tantos hijos y alejándose de seres y cosas queridas. Siendo la menor de una familia muy numerosa, con infinidad de primos y primas, no tuve la suerte de conocerla ya que falleció antes de que yo naciera. Mi abuelo vivió en nuestra casa pero no hubo gran comunicación entre nosotros ya que él no hablaba español y yo cuando tenía seis o siete años de edad no hablaba el idish, aunque lo entendía bastante bien.
Eva – En Argentina, sufriste la persecución de la dictadura; la pesadilla de la Segunda Guerra no acabó para los miles de judíos que habían buscado refugio en Argentina. Del terror en el que vivió tu familia y tantas familias argentinas hablas en la serie “Sobreviviendo el Genocidio” y “Vivencias”, pero no sólo de este terror sino también del sufrimiento de los millones de judíos en el Holocausto. Hablas mucho sobre la importancia de hacer llegar el mensaje…
R.P. Mi mensaje es un legado que recibí de mi madre y qué, consciente o inconscientemente, se fue transmitiendo a mi hija y nietas. Cuando mi madre llegó a Argentina con su familia ya tenía 17 años de edad, de manera que los recuerdos de todo lo padecido en Rusia estaban frescos, y así permanecerían por el resto de su vida. Sin embargo, cuando reunía a sus nietos para relatar las historias de su pueblo natal, ella sólo contaba los buenos momentos pasados con sus ocho hermanos en su casa cerca del río Dnieper y también los excitantes preparativos en vísperas de las festividades judías. Luego, guardaba silencios cuyos motivos yo no alcanzaba a comprender. Tuvieron que transcurrir años hasta que, por medio de lecturas, pude entender la magnitud de lo sufrido por las familias judías durante aquellos años. Todo su sufrimiento despertó en ella un sentido de rebeldía ante la injusticia que luego heredarían sus descendientes. Para aquellos primeros inmigrantes la vida no fue fácil, en Argentina siempre hubo antisemitismo. Después de largos años de persecución e injusticia en sus países encontraron en esta nueva tierra una similar discriminación. Protagonizados por el gobierno y la policía, y apoyados por la prensa reaccionaria, ya en 1910 se originaron en la ciudad de Buenos Aires episodios antigremialistas y antisemitas donde los judíos soportaron el primer pogromo. Luego en 1919, en la llamada Semana Trágica, se produjeron acontecimientos similares. Por aquella época había textos escolares donde se enseñaba que los judíos eran echados de sus tierras porque “monopolizaban” el trabajo de otra gente. Algunas compañías de teatro presentaban obras de carácter antisemita. Esta atmósfera no decreció con el tiempo, ya que hace algunos años se originaron ataques a organismos judíos importantes y recientemente profanación de tumbas. Durante los años de dictadura en Argentina (1976-1983) si la persona secuestrada por el ejército era judía sufría mayores torturas.
Tanto en mis series de pinturas Vivencias, Ropas y Sobreviviendo el Genocidio, como en los ensayos y poemas sobre los mismos temas, describo aspectos de esa etapa tan nefasta para nuestro país cuando decenas de miles de personas, la mayoría jóvenes, fueron secuestradas, torturadas y asesinadas por el gobierno militar. Nuestra familia, al igual que tantas familias argentinas, quedó destrozada. Mi hija, Alicia, y su esposo fueron secuestrados y llevados a campos de concentración donde permanecieron “desaparecidos” durante cinco meses antes de ser llevados a distintas prisiones por dos años y medio. Su hija Ruth de un año y medio quien fue testigo del secuestro de su madre, perpetrado por las fuerzas armadas en su hogar y en forma salvaje, quedó vulnerable a ruidos intensos e impresionada ante la vista de gente uniformada. Ese día ella fue dejada con vecinos y luego vivió en nuestra casa hasta que mi esposo y yo, mediante la ley de Derecho de Opción y luego de presentar pedidos en muchas embajadas de Buenos Aires, conseguimos que sus padres fueran aceptados como exiliados en Estados Unidos. Luego de reunir a Ruth y su madre en el aeropuerto internacional ellas partieron para ese país. Daniel, mi hijo, quien no pudo soportar la angustia padecida por nuestra familia durante esos largos y tremendos años, comenzó a sufrir de depresión y en 1983 se suicidó. Tenía 25 años.
Eva – Dices – Cuando miro retrospectivamente veo que la mayoría de mis series de pinturas reflejan mis raíces y mis vivencias. Al llegar mis padres a una edad avanzada me regalaron su samovar porque de acuerdo a las tradiciones judías tiene que legarlo el hijo menor. Con el samovar vinieron a mi hogar todas las memorias familiares las que decidí preservar en mis pinturas.” „Mi madre me regaló el album familiar y allí encontré inspiración para crear la serie de pinturas Las Novias. Todas aquellas antiguas y ya ajadas fotografias con tristes rostros, novias nostálgicas con forzadas sonrisas me contaban historias, historias de amor pero también de persecución y exilio.” Son tus própias palabras en las que defines la esencia de tu pintura: tus raíces y estos 2 mundos que coexistían: el amor del hogar y el terror de la persecución, la vida y la muerte. ¿Cuál es el papel de la mujer en este estado de tensión?
R.P. – El papel de las mujeres dentro de nuestra familia ha sido, y sigue siendo, el de no permanecer en silencio ante el genocidio cometido en nuestro país. A través del arte, este elemento imperecedero de expresión y de lucha, mediante la pintura y la literatura hemos dejado testimonio de este hecho nefasto en la historia de Argentina. Las tres generaciones: mi hija, mi nieta y yo, juntas o separadamente, hemos dado charlas en universidades e instituciones para relatar nuestras vivencias. Se han publicado libros con nuestros cuentos, poemas, pinturas y ensayos, también antologías con nuestros aportes. Sabemos perfectamente que es deseo de los asesinos que cometen tremendos crímenes contra la humanidad que se guarde silencio, que se olvide. ¿Cómo olvidar? Imposible borrar de nuestra memoria el exterminio de millones de judíos en el Holocausto, episodio en el cual nuestra familia perdió seres queridos.
Cuando comencé a investigar para comenzar la serie de pinturas Sobrevivientes del Genocidio y escribir un ensayo sobre el mismo tema, noté similitud entre los procedimientos usados en el genocidio perpetrado en Argentina y el Holocausto. En ambas tragedias humanas las víctimas eran sacadas a la fuerza de sus hogares o lugares de trabajo por militares o fuerzas paramilitares. Después de destruir o robar todas sus pertenencias eran llevadas a campos de concentración donde sólo eran reconocidas por números; luego las sometían a toda clase de torturas para finalmente ser asesinadas. Pinté esta serie inspirada en testimonios de sobrevivientes de ambos eventos. Al exhibir esta muestra en octubre de 2008 en la Embajada Argentina en Washington al cumplirse 25 años del retorno de la democracia en nuestro país, era tanta la similitud de los temas que sólo leyendo las notas que acompañaban esas pinturas el público podía saber a qué episodio se referían.
Eva – En tu obra, la MUJER es el personaje principal. Rescatas figuras familiares del álbum de tus antepasados, hablas de mujeres argentinas artistas (en la serie „Mujeres, Musas y Artistas”), retratas los más importantes personajes bíblicos femeninos. La serie „Mujeres de la Biblia” se centra en 12 episodios protagonizados por mujeres en la Biblia: Eva, Ruth, Miriam, Esther, Las Hijas de Lot etc. Hablemos sobre ellas, las „primeras mujeres”. ¿Cuál es la historia que más te gustó? ¿La figura femenina con que te identificaste? ¿Cúales fueron los elementos de interés que encontraste en cada una de ellas?
R.P. Tanto en las mujeres de mi álbum familiar, como en las Mujeres de la Biblia, en Mujeres del Tango y en Mujeres, Musas y Artistas, siempre tuve el deseo de rescatar a todas ellas del olvido en que siempre estuvieron sumergidas. En mi vida fueron muy importantes las figuras de mi abuela y de mi madre, quien también era artista y de quien conservo dibujos y pequeñas esculturas. Ambas mujeres ya sea por la época que les tocó vivir o porque nadie le daba importancia a sus talentos personales, dedicaron sus vidas sólo a sus hogares, sus hijos, sus esposos. En los movimientos de arte siempre fue más importante el rol de la mujer como musa inspiradora en obras famosas que como artistas. En Mujeres, Musas y Artistas – pintura y ensayo, retrato las vidas de mujeres artistas de diversa época y latitud que fueron eclipsadas por sus esposos o amantes en un mundo del arte en el cual fueron siempre ignoradas. Muchas de ellas tuvieron que esperar décadas hasta que fueron reconocidas como artistas excepcionales. A través de las letras del tango encontré las historias de aquellas mujeres, muy jóvenes la mayoría de ellas, que habiendo nacido y vivido en la extrema pobreza de los conventillos y confiando en las falsas promesas de una vida mejor, eran llevadas para actuar como artistas en cabarés y terminaban ejerciendo la prostitución en un mundo del cual ya era difícil escapar. Al pintar y tratar de rescatar estas historias, he querido destacar el submundo en que cayeron estas mujeres empujadas por un entorno de abuso y discriminación.
Mujeres de la Biblia
Recuerdo que empecé con mucho entusiasmo a buscar en la Biblia nombres de mujeres y que luego sólo conseguí reunir una docena de ellas, todas con personalidades apasionantes. Para Mujeres de la Biblia, elegí trabajar con acrílico y collage de telas para realizar esta serie porque consideré que los pocos pasajes bíblicos donde sobresalían sus historias merecían una mayor riqueza de materiales. Es así que en estos trabajos expreso mi interpretación y admiración por estos personajes, como es al pintar a Eva embarazada, a Esther en su majestuosa postura, a Ruth destacando su figura sobre la de Boaz, a Miriam en su mundo pleno de vida y color, o los cuerpos entremezclados de Lot y sus hijas.
Eva – ¿Cúales son tus referencias en la pintura, qué artistas te gustan más?
R.P. Nunca me han interesado las corrientes artísticas sino las tendencias individuales donde el artista expresa su visión de la realidad. Por ello me identifico con el silencioso universo de los expresionistas quienes, en soledad, han plasmado en sus obras su amor por la humanidad, aún al destacar sus aspectos más dolorosos. En mis comienzos me impactaron las llamadas Pinturas Negras y Los Caprichos de Goya, como así también el fantástico mundo de El Bosco. Siempre he admirado la cruda belleza en las obras de Soutine, Munch, Kokoschka, Van Dongen, Ensor, Klimt, Schiele, Rouault, Grosz, El pintor judío Ben Shan, cuya obra tuve la oportunidad de conocer en el Museo Judío de New York, me impresionó profundamente por su carácter humano y social.
Siento respeto por las personalidades y magníficas obras de Carlos Alonso, Ricardo Carpani y Juan C. Distéfano, artistas que al igual que Raquel Forner, Lino E. Spilimbergo, Juan Carlos Castagnino, Antonio Berni y Demetrio Urruchúa han sido pilares que no sólo fundamentaron y fortalecieron el arte argentino, sino que han dado ejemplo de dignidad humana. El vasco Urruchúa, como afectuosamente se lo llamaba, fue mi maestro. Luchador infatigable contra la injusticia, las dictaduras y el horror de las guerras ha dejado plasmado su temperamento en su obra pictórica. En su taller, ubicado en un viejo conventillo del barrio San Telmo, ciudad de Buenos Aires, dictaba clases de arte y vida. Psicólogo nato, su preocupación mayor era desarrollar la personalidad del alumno, su condición le permitía ver más allá de los estudios que le llevábamos ya que en el taller no se pintaba. Realmente era fascinante escuchar las críticas que, sentado en su viejo sillón, nos hacía a cada alumno. Inflexible, duro a veces, nos señalaba el camino interior a seguir. Y cuando veía en nuestros trabajos que emprendíamos el itinerario correcto, como premio, nos mandaba a ver la mejor obra de teatro que se daba en la ciudad.
Eva – ¿Crees que ya ha cambiado la percepción „las mujeres no pintan” en el mundo del arte o aún queda mucho por hacer?
R.P. La mujer ya probó sus alas y ha demostrado que puede volar tan alto como el hombre. En la actualidad vemos cómo se destacan dentro de sus profesiones como científicas, médicas, escritoras, cineastas, periodistas, políticas y otras áreas, sin dejar por ello de ser excelentes madres y esposas. Por el contrario, al enriquecer su personalidad desarrollando otras actividades aporta a su hogar un mayor caudal de experiencias que beneficia al grupo familiar. En las últimas décadas la mujer ha ido ganando espacios en el mundo del arte gracias a los movimientos feministas. Han creado organismos, asociaciones, museos exclusivamente para la mujer, han publicado historias del arte desde el Renacimiento donde incluyeron nombres de artistas que permanecieron olvidadas durante siglos, también se han ocupado de artistas contemporáneas en diversas publicaciones. Sin embargo, en un universo que ha sido siempre organizado por y para el hombre aún quedan resabios que será necesario eliminar para que la mujer tenga los mismos derechos y oportunidades que el hombre en todas las áreas de la vida diaria.
Pienso que la mujer artista de todos los tiempos tiene que adoptar una actitud optimista, rechazar todo prejuicio o crítica adversa que pueda originar su quehacer artístico, no dar importancia a reglas preestablecidas de carácter sexista o racista y continuar creando siempre confiada en su talento y trabajo. El camino del arte y la creatividad es demasiado excitante como para que alguien o algo interrumpa nuestra marcha.
Eva – Muchas gracias, Raquel