‘El secreto del laberinto’, una obra en la que lo fantástico y lo real se entremezclan y que atrapará al lector desde la primera página
Francisco García Ramírez se estrena en el mundo de la narrativa con El secreto del laberinto, una novela en la que conviven diferentes líneas temporales y mundos diversos y en la que la espiritualidad funciona como hilo conductor.
“Un cuerpo sin alma no sabe vivir, no entiende su entorno, no obedece a ninguna ley ni entiende sus sentidos. Viviría inmerso en un laberinto del que solo la muerte le proporcionaría la salida”. Estas palabras guiarán tus pasos del lector a través del laberinto.
El autor recorre con gran maestría los diferentes planos para presentar, poco a poco, a personajes fascinantes. La obra da comienzo con la aparición en la playa de lo que parece un náufrago, desnudo y de origen desconocido. Se trata del protagonista, Zaim, un héroe enviado por los dioses y cuyo destino se ve vinculado al de la humanidad. Por decisión de la Cúpula, sus recuerdos han sido eliminados. Los nativos lo acogen con una mezcla de amabilidad, curiosidad y temor, pues el extraño no reacciona a los estímulos ni da señales de albergar sentimiento alguno. Y es que su alma y espíritu vagan aún, sin haberse depositado en su cuerpo. El brujo de la tribu busca en las llamas divinas la señal que le hará comprender el gran misterio: ¿cuál es la misión del desconocido en el mundo de los humanos?
El elemento místico es una pieza fundamental de esta novela que explora la naturaleza humana, la formación emocional de las personas y la evolución de su conciencia y su socialización. La novela nace, precisamente, de la reflexión de Francisco García acerca de la relación del ser humano con su alma y espíritu, con las vidas pasadas y las que están por venir y, en definitiva, con su destino.
Los lectores viajarán hasta el año 500 a. C., donde vivirán la llegada al poder de Ciro II tras destronar a Astiages (el último rey de Media); pasarán también por la era vikinga y viajarán, a través de mundos mágicos y emocionantes, hasta la época actual, que es la conexión con el plano real. Todo esto mientras se codean con los dioses, los guerreros, los brujos y reyes —y sus correspondientes conflictos— que forman parte de la trama, y a los que el lector creerá estar conociendo en persona gracias a las descripciones del autor.
Este sevillano afincado en Barcelona se dedica a la fotografía y la postproducción cinematográfica. Además, es miembro de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España (lo que le ha llevado, entre otras cosas, a ser jurado de los Goya). Tras dedicar su vida a la imagen, cambia ahora de registro y rescata su formación literaria para sacar a relucir su manejo de las palabras. Cabe destacar que con tan solo 15 años consiguió su primera Flor Natural y participó con éxito en diversos concursos literarios.