Violeta es una joven venezolana quien durante una noche de fiesta en Caracas conoce a Bruno Ferlan, un misterioso empresario español que llena sus días de amor desmedido, despojándola de su ropa con cada beso, con cada caricia, envolviéndola en medio del la morbosidad de su empleo escondido, de los sentimientos callados, del miedo camuflajeado entre orgasmos.
– ¿Quién es realmente Bruno Ferlan? – se pregunta Violeta en medio de una ciudad que los alberga en silencio.
Él guarda un secreto que se esparce entre los rincones de la habitación del piso 24, un laberinto sin puerta que no logra apresar a los demonios que desprenden sus manos, una celda traslúcida que guarda la sombra de sus cuerpos desnudos, haciéndolos caminar en círculos sin rumbo, sin dirección.
Un drama romántico, adictivo y excitante que se mece entre corrientes eróticas y dilemas morales, el cual, partiendo de la irracionalidad del amor, pareciera guiarte a través del desamor, del brillante y complejo sentimiento que hace girar al mundo.