Postfacio del libro La Filosofía india y la obra de Mihai Eminescu (Niram Art Editorial) de Stefan Munteanu
por Alexandru Boboc
La obra intitulada La Filosofía india y la obra de Mihai Eminescu (Niram Art Editorial), presentada por ?tefan Munteanu, es de una elaboración lograda, y representa una referencia en la literatura de su campo. En base a una larga y variada (como perfil y grado de dificultad) información, que elabora y domina con gran capacidad de matizar y discernir, el autor nos ofrece un estudio comparativo de la obra eminesciana, en relación con una de sus mayores fuentes de inspiración: la filosofía india.
La motivación profunda de esta labor resulta tanto de la construcción de la obra como de la confesión del autor: “Para ahondar en los misterios de la espiritualidad eminesciana y para identificar el fondo de las imágenes, las características de su filosofía, implícitas y explícitas, objetivo actual de la eminescología, hemos considerado benéfica la vinculación de Eminescu a la filosofía india, no principalmente como una fuente de inspiración, sino como un momento importante de la historia de la cultura universal, capaz de sugerir la grandeza de la obra del ‘hombre pleno de la cultura rumana.”Dicho de otra forma, la búsqueda principal de este trabajo es la filosofía de Eminescu, mientras que la filosofía india es utilizada solamente como término de comparación, como reflejo potente, propuesto para proyectar las dimensiones del pensamiento eminesciano”. En el esfuerzo de esta tesis se estudia un problema de fondo y el libro se estructura, en sí mismo, de forma significativa. Tal como precisa en la conclusión, el autor tiene una clara consciencia de los valores y límites de semejante labor interpretativa: La problemática con respecto a las relaciones de Eminescu con la filosofía india, como por otro lado con cualquier otra gran filosofía “sigue siendo, lo que nos alegra, un tema siempre ‘solucionable’, como cualquier otro problema de filosofía auténtica”. Lo más destacado es, sin embargo, el hecho de que el autor asume la responsabilidad de finalizar su proceso interpretativo y manifiesta su “atracción” hacia la idea o del “modelo al que enfoca su atención”, estando su “intento” dominado por el hecho de “asumir un sentido personal, esbozando un retrato parcial del genio de la espiritualidad rumana”.
Durante toda la argumentación se persigue la relevación del auténtico Eminescu, más allá de cualquier calificación de “influenciado” o “schopenhaueriano”, etc. Porque Eminescu sigue “siendo aquello que es: el símbolo de la cultura rumana, destinado a representar su origen y esencia en relación con cualquier otra cultura, inclusive la india”. “Con predisposición hacia el mundo de las ideas elevadas” – precisa el autor – Eminescu “fue también en poesía un pensador meditativo, un pensador genial”, se impuso como “un profundo buscador del Ser, movido por el poder del pensamiento genialmente fundador mediante la poesía y la filosofía”. Se considera incluso que “Su entera poesía representa un mensaje, el mensaje del pensador y del soñador encarnado como: ‘pensamiento ilimitado’, como incesable interrogación con respecto al ser humano.” Porque “precisamente la aprehensión de los ejes esenciales de su filosofía puede completar el cuadro y asegurar la unidad de la creación que nos dejó”.
Vista en conjunto, la presente obra presenta a un autor de sólida formación en la problemática perteneciente a los ámbitos filosóficos y a la creación cultural en general, constituyendo una contribución remarcable al estudio del valor universal de la obra eminesciana.
La recomendación de la presente contribución a los estudios eminescianos se motiva, principalmente, por su enriquecimiento con un nuevo capítulo de lo que el autor denomina “consonancias de la cultura rumana con la espiritualidad india”.
En este contexto la idea-fuerza es el Eminescu-creador genial, único e independiente de tantas fuentes como se le pudiesen encontrar. Así lo percibía hace tiempo, con su impar sentido del valor (de aquello que es eterno en el hombre), Nicolae Iorga: “ninguna influencia creó, con seguridad, a Eminescu, pero Eminescu tampoco se puede explicar si se deja de lado aunque sea una sola de todas las influencias que modificaron su alma, tan compleja” (Historia de la literatura rumana. Introducción sintética, Bucarest, Editura Minerva, 1977, pág. 235).
Las fuentes (que rozaban hace tiempo, en la interpretación, la forma de “fuentelogía”) ponen de manifiesto “el fenómeno Eminescu”, la imagen del “creador total”, accionando en base a la vasta erudición y a la cultura asimilada con un toque y una perspectiva específicas en la obra poética y teórica eminesciana. Porque precisamente esta unidad, que Goethe comprendía en el sintagma “Dichthung und Wahrheit”, constituía, tal como destaca también ?tefan Munteanu lo esencial para una labor interpretativa moderna y no simplemente una “filosofía de Eminescu”.
Incluso la “vocación filosófica” (de la que hablaba George C?linescu) encuentra su matriz (estilística, pero también de valor) en la unidad de lo poético con lo teórico-filosófico, reconfigurada por el genio eminesciano en una comprensión superior de los fines de la creación en el contexto de la institución de la modernidad y del progreso de los valores en la cultura rumana y universal. Las “consonancias” culturales permanecen incontestables pero ellas pueden operar solamente en las condiciones en que la forma lingüística en sí de la instauración de los valores propios de cada una de las obras que entran en consonancia las coloca en el mapa de la universalidad.
Es una creencia que llevamos mucho tiempo manifestando en el estudio del tema “Eminescu y la filosofía” y por ello nos llenamos de alegría y satisfacción en este encuentro con un ensayo cuya contribución sentencia ya desde ahora las valencias de una acción duradera en el futuro de los estudios eminescianos.